El barrio Gran Vía es aquel en el que vivo y también en el que desarrollo mi trabajo como agente inmobiliario. Se trata de una zona tranquila en la que se respira ese viejo ambiente de barrio auténtico, donde negocios a la última moda conviven con los más tradicionales (sastre, ferreterías, fruterías, tiendas de bellas artes, bodegas), y donde las ofertas de ocio son tan variadas que resulta imposible conocerlo todo. En Gran Vía muchas de las calles están llenas de árboles y el ambiente es tranquilo. Al lado, el Jardín del Turia, donde suelo salir a correr.
La única pega que le encuentro al barrio es la dificultad para aparcar salvo, claro está, si uno alquila una plaza de garaje en uno de los varios parkings que hay.